Único

Como todos los lunes despertó con gran dificultad, sin ganas realmente de hacer nada. Los lunes eran los días más difíciles para él. Se levantó a regañadientes, se disfrazó rápidamente, para vestir con el código correcto del trabajador, con ropa obviamente de las marcas adecuadas, las de moda, se puso uno de sus relojes de lujo, se aplicó un perfume que lo distinguiera y se echó encima su smartphone, que evidentemente tenía que ser la última versión de Apple.

Se subió a su carro, un BMW del año y partió al trabajo. Antes de entrar a la oficina pasó por un Starbucks para llegar a trabajar con un café de cinco dólares. Antes de llegar al edificio, se detuvo un momento y se sentó en una banca en la calle, para leer mensajes en su celular. Estuvo ahí sentado un rato. Mientras estaba en eso, le llamó la atención la brisa que corría esa mañana, la sintió en su cara, la sintió en su pelo y pudo reconocer por un momento lo bien que se sentía el viento.

Miró a su alrededor, los árboles, como se movían con la brisa, percibió los rayos de sol que entraban en un ángulo diferente y que a esa hora te llegan, pero no te queman, al contrario hacían un contrapeso perfecto a la brisa que corría, se complementaban, hacían de ese momento y ese espacio un lugar particularmente maravilloso. Siguió mirando, puso atención en la gente que pasaba, todos apurados, caminando bien juntos y que vienen como en grupos, en pelotones y notó que todos vestían más o menos igual, la mayoría con el celular en una mano y un café en la otra.

Se levantó del banco y caminó hacia su oficina, antes de entrar al edificio pudo ver su imagen en el vidrio de la puerta de entrada. Sonrió al reconocer en la imagen que era uno más, con el mismo disfraz, pretendiendo ser parte del sistema. En ese momento conectó con una escena del fin de semana.

— Esto ya me tiene podrido, no sé qué hacer, como que no tiene sentido.
— Jajaja, ¿te refieres a que te tengo podrido?
— No, no, jajajaja, sorry, me refiero al trabajo.
— Ahh, menos mal, pero siempre dices lo mismo.
— Sí, sé, por eso mismo me da rabia, no entiendo cómo es posible, que no esté haciendo algo diferente
— No te tortures solo, mira…, ven, ven, párate y bailemos.
— No, no sé, no quiero, me da lata bailar.
— Vamos no seas fome, estamos solos, nadie te va a ver, solo yo.
— Bueno, es que no sé, soy malo pa bailar.
— Mira, así, es fácil, esta canción es muy buena, relájate, vamos.
— Ok, ¿así?, mira.
— Jajajajajaja, ¿viste?, notable tu paso, es como el del video.
— Jajajajaja, sí.
— ¿Viste?, ahí estás……., así eres tú, único.

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