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3Por: Andrés García Viesca
Página 1 de 3Los Juegos de la FertilidadAndrés García Viesca¡Bienvenidos a la Escuela de Espermatozoides!Aquí aprenderán el arte de la carrera más alocada: ¡la Carrera Hacia el Óvulo!Les enseñaremos a nadar como campeones y a sortear obstáculos al estilo deSuper Sperm. Recuerden no flojear: solo uno gana. Y chicos, quiero advertirles que no todo es color de rosa en este viaje. Aveces, al ser expulsados, podrían terminar en una prisión de látex. O serarrojados al espantoso vacío. Si eso ocurre, digamos que su experiencia serábreve y frustrante. Así que deben intuir cuándo dejarse llevar por la corrientey cuándo aferrarse a la congestionada cavidad donde maduraron. No importa cuál haya sido la motivación para salir: una vez en la corriente,no hay poder que los regrese.Si no fueron engañados y supieron escoger el espasmo correcto, comenzarála competencia más intensa de sus vidas. Al llegar al húmedo y cálido túnelde la gloria, deberán nadar como si su flagelo estuviera en llamas. Solo uno,entre millones, alcanzará el premio ovular. ¡Así que entrenen ese flagelo,pues deberán nadar como si sus vidas dependieran de ello! De hecho, sídepende; ¡Uno gana, millones mueren! Por último, queridos espermatozoides, no podemos ignorar los miedos quelaten en sus núcleos. Pero, amigos: ¡la vida es una aventura! Nadie dijo queser un nadador de élite sería fácil.Así que adelante, valientes espermatozoides, ¡y que el mejor deje su legadoen ese misterioso óvulo!¡Que empiecen los Juegos de la Fertilidad!
Página 2 de 3 Aquí estoy, Pepe el Esperma, listo en el túnel de lanzamiento. ¡Haymovimiento! En pleno zangoloteo, la corriente me toma por sorpresa y soyimpulsado con fuerza. Por suerte, no caí en el látex ni en el vacío, sino en unacaverna tan confortable que casi olvido mi misión… La competencia en ese resbaladizo pasillo es brutal. ¡Si no fuera tanhúmedo, juraría que mi flagelo está en llamas! Hay millones de nosotrosnadando con furia. Entonces recuerdo algunas técnicas de la Escuela: meaferro a la cola de uno, me engancho en el siguiente. Así recupero terreno sinagotar mi energía. ¡Voy tras el boleto dorado! Después de rebasar a la mayoría, me encuentro en el grupo puntero. Micola se agita con cadencia. ¡La línea de meta se acerca! Acelero el batir de miflagelo, y me invade un extraño placer… Pero frente a mí se abre unaencrucijada. Nadie nos dio un mapa para esta locura. ¿Derecha? ¿Izquierda?¡Derecha! Y mientras nado con desesperación, una idea me alcanza: ¿y si, después detodo este sudoroso esfuerzo, choco con una pared de látex? Ah, el dulcemisterio de la vida…Pero alto ahí… ¿qué es eso que diviso a lo lejos?¡Es el óvulo de mis sueños!El punto culminante. El premio mayor. El lugar donde se decide nuestrodestino. Mi flagelo y la vida misma se convierten en un remolino. Nada nos preparapara la emoción de adherirnos a ese óvulo con estilo. Recuerdo lasindicaciones. ¡Ahora o nunca!Soy el primero en llegar. Líbero mis espermiolisinas. Mi cabeza comienza apenetrar. ¡Estoy adherido al óvulo! Y justo cuando pienso que no podríavolverse más loco…¡Zas! ¡Fecundación en acción!Es como ganar la lotería de la existencia.Pero el espectáculo apenas comienza.
Página 3 de 3La celebración post-fecundación es como entrar en un club exclusivo: una vezque entras, nadie más puede pasar. El óvulo y yo —Pepe el Esperma— nosunimos para crear una nueva vida. Un nuevo comienzo. Y mientras nos fusionamos en este proyecto conjunto, me divido en milesy miles de copias para alcanzar el paraíso y ser parte de la fuerza creativa.Enfermera: ¡Klara, empuja con fuerza!Klara: Aaaaaah, no puedo, dueleee.Enfermera: Vas muy bien, un último empujón. Ya veo la cabeza… ¡ya casi! El llanto del recién nacido rebota en las paredes del hospital.Enfermera: Lo tengo. Es un varoncito. Se ve que está muy fuerte. ¿Quénombre le pondrás?Klara: Adolf… Adolf Hitler
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