Los Detalles

Como siempre estaba apurado, como siempre, quería resolver todas las cosas en poco tiempo y avanzar. A pesar de su edad seguía sintiendo ese fuego que lo llevaba a avanzar sin importar quién estuviera delante o qué cosas podía pasar a llevar. Como ya le había pasado otras veces, el mensaje de su abuelo se repetía una y otra vez en su cabeza “Take notice of the details, take your time, the devil is there”.

— Bueno, ¿y?, ¿cómo lo ven?, lo he leído once veces yyy, no sé, algo no me cuadra, pero no sé.
— Yo creo que es un buen acuerdo.
— No sé si me sirve “bueno” porque no “excelente”.
— Hemos dedicado tanto tiempo a analizarlo que ya empiezo a dudar de todo, creo que estás obsesionado con este contrato.
— Una vez firmado no hay nada más que hacer y si se nos pasa un detalle, vamos a tener que pagar las consecuencias.
— Está bien, pero estoy de acuerdo con Alex, ya hemos invertido mucho tiempo en esto, yo ya no sé por dónde más mirarlo para encontrarle un problema. Ellos han aceptado todos los cambios que les propusimos.
— ¿Eso no te llama la atención?
— No, pero, ¿a ti no te parece que son super confiables?.
— Entiendo (¿Por qué me siento así?, quizás debería tomarme un tiempo, no sé). ¡Ya! tenemos que avanzar. ¡Ok! entréguenme todos los documentos vamos a ir adelante.

Cerraron el contrato con los inversionistas, celebraron y dieron inicio al desarrollo de este nuevo proyecto. Los primeros meses y años fueron muy intensos, el equipo no escatimó en esfuerzos para sacar adelante la empresa. La relación con los inversionistas fluyó muy bien e hicieron nuevos aportes sin afectar la distribución de la propiedad. La marca lograba crecer año tras año y accedía a más y nuevos mercados.

Todo parecía fluir muy bien hasta que se provocaron los primeros desencuentros. Los problemas que surgieron eran incomprensibles para él, debido a que lo que antes funcionaba bien para todos ahora era insuficiente. Lo que nunca había sido cuestionado ahora sí lo era. Él intentó calmar las cosas y entender qué estaba pasando con ellos, pero recibía respuestas de que estaba todo bien, solo querían controlar mejor las operaciones de la nueva empresa.

Un día le llegó una notificación por carta. La abrió y al leerla se le helaron las manos, la volvió a leer pensando que algo había entendido mal, pero no, lo informaban del cierre de la empresa y llamó a su equipo.

— No entiendo nada, ¡miren! quieren cerrarnos.
— ¡¿Queee?! ¿qué está pasando?. Déjame ver.

Todos leyeron la carta y confirmaron la situación.
— Bueno, creo que da lo mismo, tenemos opciones, estamos trabajando bien.
— ¿Qué opciones tenemos?
— Una es que compremos su parte, tenemos fondos y acceso a deuda para hacerlo.
— Perfecto, ¿estás seguro de que tenemos los fondos para eso?
— Sí, bueno obviamente depende del precio de compra que acuerdes con ellos.
— Ok, voy a llamarlos para ver a qué podemos llegar.

Abrió las conversaciones con sus inversionistas, pero recibió un portazo en la cara, no estaban dispuestos a llegar a nada e iban a avanzar con el cierre en menos de 2 meses. No se dieron el tiempo de explicar ninguna razón, simplemente se prepararon para ejecutar el cierre. Él aún creía que tenía que haber alguna opción para no perder su proyecto.

— Esto no puede estar pasando, ¿por qué no estuvieron dispuestos a llegar a un acuerdo de venta? Es mejor que cerrar y vender los activos, van a ganar más dinero vendiéndonos su parte.
— No lo sé, acá hay algo que no estamos viendo. ¿El contrato que tenemos no dice nada de forzar la venta de las acciones al resto de los accionistas?
— Lo revisé y no, no hay nada que los fuerce a vender su parte al resto de los accionistas en el caso de diferencias si quieren salir de la propiedad.
— ¡Maldita sea!, o sea, legalmente y perdiendo dinero nos pueden borrar del negocio.
— Siento decítelo, pero sí, tienen el poder para hacer eso.

Una mañana, sentado en un café, esperaba una reunión muy importante. Antes de la reunión necesitaba tener muy bien estudiado el contrato para dar inicio a un nuevo proyecto. Mientras pasaba las páginas del contrato las palabras de su abuelo se repetían en su cabeza, “Tómate tu tiempo, el diablo está en los detalles”.

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