Llega la persona más importante 4

Mi madre jamás pensó que yo no iba a volver nunca más. Me echó esperando
que la presión me hiciera cambiar de actitud, cuestión que nunca pasó.
Al día siguiente volví, cuando ella no estaba, volví a buscar mi ropa.
Al estar ahí, los ví, y me los llevé, los cuadros que había pintado mi
papá, cuadros que tanto criticaba mi mamá con su pareja. Solían reírse
de esos cuadros, para ellos, una muestra de su incompetencia. Para mi en
cambio, genialidades. Así, tramposamente, también quise ayudar a mi mamá
y me los lleve. La guerra estaba declarada.

Esa misma tarde, mi madre llegó a la casa de los papas de Janet para
recuperar los cuadros. Le pedí que no se los llevara, le expliqué lo
absurdo que era y le dije en su cara que era una vergüenza que fueran
caldo de cultivo para burlarse de mi viejo. No accedió, estaba furiosa.
Le expliqué que me quedaban cosas, entre ellas mi perra, la Jane. Solo
me indicó que, antes de ir a la casa, tenía que llamarla.

Al día siguiente fui nuevamente, no pude entrar, había un guardia para
evitar que yo entrara ¿un guardia?. Insistí en llamarla, pero no me
atendió. El papá de Janet me había ofrecido recibir a mi perra, él la
conocía y sabía lo que era. Esa situación se transformó en angustia,
¿era posible salir de ahí y con mi perro?. Mi mamá no me dio opción para
hablar, solo habló conmigo después de haber realizado su plan. Regaló
todo lo que me quedaba, mi perra, la Jane, los cuadros de mi papá, mi
guitarra y botó todo el resto. Se dió el tiempo de llamarme para dejarme
tranquilo, ya que ahora sí que no tenía nada que ir a hacer allá. Ya no
había vínculo o más bien solo rabia. Increíble, el gatillo del
distanciamiento había sido un regalo de matrimonio, quizás y por las
consecuencias, uno de los regalos más importantes de mi vida.

Su trato conmigo no terminó ahí, semanas después recibí llamados y
visitas muy amigables de sus hermanos, me trataban de “desgraciado” e
“infeliz”. De alguna manera esto me ayudó, la salida ñoña de “Me voy
donde mi mamá” nunca fue una opción. Ahora, tenía que salir adelante por
mis medios.

Un par de meses después nació la Flo.

Mi problema ahora era volverme productivo. Cuatro meses después de que
nació la Flo, rendí la prueba de selección Universitaria. Gracias al tío
Carlos y a pesar de mis notas de secundaría, logré un puntaje muy alto,
tanto como para matricularme en Ingeniería y en la mejor universidad de
Chile.

Empecé las clases. Yo sabía que habían becas y créditos con los que te
ayudaban a pagar la carrera. Sin esto, para mi era imposible estudiar,
mi mamá no me iba a ayudar y mi papá estaba quebrado. Me acerque al área
de ayuda para estudiantes de la Universidad, donde Asistentes Sociales
evalúan tu situación y definen si calificas o no para un beneficio. Me
evaluaron, me visitaron y determinaron que no calificaba, lo que sí me
dijeron, era que su resolución no impedía que hiciera los trámites para
el Crédito Universitario

Fui a ver al encargado de la psitario, José
Rojas. Él me ayudó a presentar mi caso. Jamás imaginé que era posible
pedir tantos certificados. De manera intuitiva me esforcé en establecer
una amistad con José. Lo iba a ver a la hora de almuerzo y al final del
día. Le compartía, lo que tenía para comer, manzanas verdes o plátanos.
Eso fue casi lo único que comí a lo largo de toda la carrera, era lo que
no se comían en la casa de la Janet, para mi, eran “la” opción. Al
final, las manzanas verdes me las comía como chocolates, no dejaba
rastro de ellas.

La amistad se desarrolló por tres meses, ese era el tiempo que duraba el
proceso, amistad nivel que me invitó al cumpleaños de su hijo. Un día,
el día en que se cerraba el proceso, como siempre, lo fui a ver.

— ¡Hola Seba!

— ¡Cómo va José! ¿último día no?, ¿qué pensai? ¿Puede salir algo?

— No sé, vamos a ver. Oye, ¿me ayudas a llevar las carpetas a mi
oficina?

— Sí, claro.

— Dale toma ese montón de ahí y acompáñame.

Subimos a su oficina, dejamos las carpetas en su escritorio y prendió su
computador.

— Ya Seba, ¿Cuánto crédito necesitai?

— ¿¿¿Qué???¿Es broma no?

— No weon, ¿cuanto necesitas? ¿100%?

Terminé una carrera de cinco años en cuatro y con distinción, al quinto
ya éramos independientes, Janet, la Flo, la Tonka y yo..

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