Mantuvimos nuestra estrategia para tratar con el guaton Guerra hasta que se expresó la violencia de la crisis que varios de nosotros manteníamos con él.
— ¡Qué te pasa guatón culiao!, ¡ven pa acá!
Tenía que pasar, tarde o temprano, Jacko lo enfrentó y se enganchó en una pelea con el guatón. Lamentablemente terminó como todos temíamos, Jacko en mal estado y la verdad es que el guatón no quedó del todo bien, pero ganó. Terminamos separándolos y tratando de calmar la situación.
— ¡Weon! ¿Pero cómo no me ayudaron? Me sacó la chucha este imbécil.
— Calma Jacko, creo que fue mejor no llevar esto más allá.
— Pero mira como me dejó la cara, al menos, al menos me rompió una costilla.
— Tranquilo nos vamos a vengar, pero tenis que confiar en mí, tengo una idea. Ahora a hacerse los weones no más, acá no ha pasado nada. Levántate y camina como si estuvieras bien, ojo que al guatón igual le diste duro, pero vámonos con algo de orgullo, ya le va a tocar.
— ¿Que tenís pensado?
— Tranqui, tengo clarito cómo lo vamos a cagar, ahora salgamos de acá con algo de dignidad y luego les cuento. Necesito que volvamos a estar cerca de este guaton de mierda.
La sensación de irse, dando la espalda al vencedor, escuchando las bromas, las risas, es realmente denigrante, pero bueno uno de nosotros había cruzado la línea que tanto miedo nos daba. Ahora teníamos que ver cómo le devolvíamos la mano al guatón Guerra.
Jacko había quedado bastante mal, al día siguiente con dos costillas rotas, el ojo izquierdo morado, los dos dedos gordos de las manos fracturados y la cara un poco hinchada.
En la casa de Jacko y Sean preguntaban qué había pasado y lo explicaron con el juego, fue un partido violento, esto casi les costó que no fueran más a jugar, la mamá estaba indignada con el estado en que había llegado Jacko.
Retomamos el plan, dejamos pasar un par de meses aplicando al guatón Guerra lo que se llama la ley del hielo, o sea no le hablamos ni respondimos a nada que nos pidiera. Lo otro que hicimos fue, con todo el grupo, dejar botado al equipo en dos partidos importantes, donde para suerte de nuestro plan el equipo perdió los dos partidos.
Esto último era importante, porque nosotros creíamos ser importantes para el equipo, pero al final uno nunca está tan seguro, al faltar y apostar a eso de alguna manera lo confirmamos. Resultado, después de dos meses aproximadamente el guatón se acercó al grupo a pedir disculpas, sobre todo con Jacko.
El plan estaba funcionando a la perfección, necesitábamos volver a acercarnos a él para luego vengarnos. Esa aproximación del guatón Guerra dio espacio para volver a considerarlo en las celebraciones después de los partidos. Ahora eso sí, siempre comprábamos cervezas, empanadas y nos íbamos al parque, a un lugar al lado del río San Ramón.
Era normal que compitiéramos para ver quién se tomaba más rápido un litro de cerveza y bingo, el guatón Guerra era el campeón. Ya todo volvía a la normalidad y es más, Guerra había bajado su agresividad a cero con nosotros.
— Creo que ya estamos para cagarnos a este weon.
— Está claro, yo creo que no intuye nada, es más se siente totalmente relajado con nosotros.
— Weon, es más, ahora me cae hasta bien.
— Ja, ja, ja, ja, ja, ja, a mí igual.
— ¿Pero qué?, no nos vamos a echar para atrás ahora, ¿no?
— No, tranqui, pero bueno próximo partido en la celebración lo vamos a emborrachar. ¡Jorge! La idea es que tú no te emborraches ¿ok?, hay que tomar despacio o fingir que tomamos y darle tiempo al guatón para que se luzca tomando.
— Está claro, en la “cañería de milico”(*) lo empujamos por accidente.
— Eso es, con el Seba fingimos unos empujones y a volar a las piedras.
— ¿Weon no será posible que se mate?
— No creo, a este guatón no le entran balas, además son ¿qué? ¿tres metros?
— Si funciona lo recogemos y lo llevamos arrastrando a su casa vive a menos de dos cuadras del parque.
— ¿No será mejor que dejemos esto hasta acá?
— Estay más weon, hemos armado el pedazo de show para cagarnos a este guatón, que no se te olvide, nos ha hecho la vida imposible, ahora ni cagando nos echamos pa atrás.
(*) Cañería de milico: era una actividad típica entre los niños para cuando se estaba en un bosque o parque y había ganas de mear, en ese caso se invocaba: “cañería de milico, el que no mea no tiene pico (pico = pene)”, cuando se invocaba todos iban juntos, idealmente a un lugar en altura, y así cada uno ubicado al lado del otro intentaba llegar lo más lejos posible con su orina, el que llegaba más lejos ganaba.



