La Fe

— ¡Mantengan sus posiciones!
— No es posible mi general, nos están aniquilando.
— ¡Mantengan!, tenemos que sostener el fuego hasta que logre retroceder todo el grupo.

La guerra de exterminio había movilizado a todos los ejércitos del planeta y los sobrevivientes, hasta la Patagonia, ahí estaban reuniéndose todos, con la esperanza de poder, desde ahí, recuperar el planeta.

— General, ya no podemos sostener la posición, se nos acaban las municiones.
— Agoten todo y retrocedan a la mía.
— Ok, ¡Momento!, ¡general! El enemigo pausó el fuego.
— Sí, rápido todos retrocedan a mi posición.
— Tenemos muchos heridos, necesitamos ayuda.
— Ok, ¡cambio!, prepárense nosotros vamos a avanzar.

El enemigo no solo había detenido el fuego, se retiró por completo del campo de guerra dejando solo al batallón que avanzaba a la Patagonia. El alto al fuego fue muy extraño, pero le dio tiempo al batallón para volver a reunirse, recuperar a los heridos y prepararse para volver a avanzar hacia la Patagonia.

— Aquí batallón 411 de la infantería mexicana, ¿me escucha base Patagonia?
— Aquí base Patagonia, escucho fuerte y claro.
— Necesitamos información para avanzar hacia ustedes. Estamos ubicados treinta y nueve grados sur y setenta y un grados oeste. ¿Por donde nos conviene avanzar a su posición?
— Entendido, mueva a su batallón al este, veinte grados y luego avance sur treinta grados y luego haga contacto.
— Eso nos va a significar cruzar la Cordillera de los Andes.
— Así es, el cruce a esa altura no es difícil. Siga la instrucción, por el lado chileno hay mucha actividad enemiga.

El batallón se preparó para cruzar y avanzó. Llegaron a suelo argentino, a la ciudad de San Martín de los Andes, allí volvieron a hacer contacto con la base Patagonia.

— Aquí batallón 411 de la infantería mexicana, ¿me escucha base Patagonia?
— ……….
— Repito, Aquí batallón 411 de la infantería mexicana, ¿me escucha base Patagonia?
— ……
— ¿No hay comunicación?, revisa que no tenga un problema el equipo y en media hora más volvemos a intentar.
— Ok

Ahora no era posible establecer comunicación con la última base humana sobre la tierra, además el enemigo extrañamente había detenido el ataque y no tenían señal de actividad enemiga por más de una semana.

Siguieron avanzando al sur en dirección a la Patagonia sin poder establecer comunicación con la base. Tenían las coordenadas así es que no era problema llegar, pero la incomunicación y la desaparición del enemigo los hacía dudar.

— Esto es raro mi general. En meses no habíamos tenido un día sin combate.
— Sí, sin duda es extraño. Pero ¿qué alternativa tenemos? Esta es la última esperanza, ¿no?
— Podríamos refugiarnos en una de estas ciudades por un mes, digo, ¿a la espera de alguna comunicación?
— Con eso vamos a tener que asumir muchos muertos entre los heridos. El otro problema para hacer esto que dices, es que ya casi no tenemos reservas de nada. Tenemos solo para llegar.
— Es verdad, tiene razón, no hay más alternativa, tenemos que avanzar.

Siguieron al sur, siempre movilizándose de noche. Una de las noches de avance vieron un destello de luz a la distancia.

— ¿Qué fue eso? ¿Distancia estimada?
— Déjeme ver, aproximadamente a ochocientos kilómetros.
— Estamos a dos mil kilómetros de la base. Vamos a tener que pasar por ahí.
— Detengámonos acá y enviemos un grupo de centinelas, ¿Ok?
— De acuerdo.

El grupo centinelas partió.

Antes de que terminara la noche una explosión enorme los sacudió, ahora el destello de luz estaba sobre sus cabezas. No quedó nada del batallón 411, solo cuerpos mutilados y algunos sobrevivientes muy heridos. El general que aún estaba vivo se arrastró donde uno de sus soldados que se quejaba de dolor, el soldado había perdido la mitad de su cuerpo pero aún le quedaba algo de vida.

— Cabo, deme la mano.
— Tengo mucho miedo general, lo siento, no logramos llegar.
— No tiene nada que lamentar. ¿Usted cree en algo?
— La verdad no mi general.
— Escúcheme, yo sí, voy a rezar con usted si le parece, míreme y trate de sentir mi mano. Escuche con atención, todo va a estar bien, usted va a estar bien, confíe, la fe es el último refugio.

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