Un teléfono y una computadora mantienen una conversación humorística sobre cómo sus dueños los usan y abusan. Se quejan de ser llevados al baño, de pasar horas sin descanso y de que los cargadores se pierden.
Entre bromas y reclamos, reflexionan sobre sus rutinas y la relación con sus usuarios, mostrando que hasta los dispositivos electrónicos tienen algo que decir.
Estamos perdidos


