El atardecer

El atardecer 

—¡Vieja!, ¡VIEEEJAAA!

—¿Qué pasó?

—Nada, nada, es que me siento solo.

—¿Quieres un gorro?, ¿Tienes frío?

— Noooo, te digo que quiero compañía.

— ¿Quieres qué? ¿Tienes sed?

— Ok, ok, ¡estás más sorda que una tapia!

— No entiendo lo que dices. ¡Qué rabia me da!, tú sabes que estoy sorda.

— Sí, me doy cuenta y ahora yo, estoy casi ciego.

—¿El pliego?, ¿de qué hablas?

— Nada, nada mujer. Anda a lo tuyo.

—Si quieres que te escuche tienes que hablar fuerte, sacar voz de hombre, eso que tú nunca has sido. Al menos inténtalo ¡viejo de mierda!

— Ya, ya, anda a lo tuyo y déjame en paz.

— Sigo sin escuchar, pero da igual, ya sabe señorita, si quiere algo, grite con fuerza de hombre.

— ¡Sí que eres un plomo María!

— ¡VIEJA!, me vine pa’ acá, ¡pa acompañarte!

—¿Mira tú?, ten cuidao, no te vayas a pegar con la mesa.

—No, si lo hago con cuidao – paff, le pega a la mesa con la rodilla – uyyy, ¡¡¡maldita sea!!!

— ¡¡¡Te dije viejo weon!!!, me diste vuelta la leche, ayayayaiii.

—¡Perdón amorcito!, es que aún no aprendo a moverme entre luces y sombras, perdón.

—Está bien, está bien, siéntate ahí, déjame ayudarte, ya, listo. ¿Quieres un café?

— Ya, bueno viejita, me gustaría un cafecito.

— Ok

— ¡VIEJA! ¿¡Dónde está el gato!?

— Por ahí anda esa mata de pelos, seguro anda por ahí llenando la casa de pelos pa darme más trabajo.

— Chutito, cuchito, cuchito, cuchito, …

— Fíjate en esto, ¡aprende! —María hace sonar la bolsa de alimento para gatos y el gato aparece al instante—

—Mira tú, ja, ja, ja, ja, qué fácil mi vieja.

— Sorda, pero no tengo un pelo de weona, ja, ja, ja, ja, ja.

— ¿Me pasarías al gato para hacerle cariño?

— ¿Cómo dijiste?

— ¡¡¡Que quiero tomar al gato!!!

— A ver, ven acá mi lindo, eso. Toma Juan, acá tienes a tu criadero de pelos.

— Qué suave es su pelo, que lindo mi chiquito.

— Por ahí escuche que hay una raza de gatos sin pelo.

— ¿¡Cómo va a ser posible eso!?

— ¿¡Que dijiste!?

— ¡QUE CREO QUE ES IMPOSIBLE!

— ¿Por qué te iba a mentir?, qué gano yo con decir mentiras tan re tontas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »